04 de mayo, 2017
“Las nuevas tecnologías como palanca de inversión en salud”, es el nombre de la mesa de trabajo coordinada por José Rambla Lop para la realización del libro 100 medidas que mejoran el sector de la salud de la Fundación Economía y Salud. Ha atendido a iSanidad. Lo mejor de la Sanidad para explicar la importancia de la tecnología de gestión, para la captación de datos clínicos y no clínicos y la propia explotación la masiva de datos en el futuro de la sanidad.
Las tecnologías, tipo la gestión remota de pacientes, ¿pueden acabar con la humanización de la medicina?
Los que trabajamos con tecnología y salud sabemos que lo que hacemos no es más que desarrollar herramientas para que los profesionales médicos puedan hacer su trabajo de manera más sencilla, con nuevos enfoques o con mayor seguridad. Pero son ellos los que deciden cómo usar estas herramientas y son los mejores guardianes de aspectos como la humanización de la asistencia. No por resistencia al cambio y a usar la tecnología, sino porque van a decidir cómo usarla para obtener los mejores beneficios de la misma sin perjudicar la asistencia en otros aspectos.
La gestión remota de pacientes no es nada más que otro tipo de herramienta, que en este caso dota al profesional de una visión más continua sobre el estado del paciente y le permite anticipar mejor las situaciones de riesgo o llegar a pacientes a los que no podría llegar de otra manera, pero que llevada a la práctica, suele incrementar la calidad de la asistencia más que perjudicar su aspecto humano. El reto para las organizaciones está en conseguir este objetivo de manera eficiente y sin incrementar los recursos.
¿La nuevas tecnologías en salud pueden acabar siendo un “objetivo” en lugar de una “herramienta”?
Pueden serlo y no es necesariamente malo, pero solo puntualmente. Las organizaciones necesitan encontrar tracción, objetivos, para desarrollarse. El tener como objetivo desarrollar una tecnología puede ser un motor poderoso para conseguir el cambio y por tanto ser beneficioso. Dicho esto, un enfoque liderado exclusivamente desde las áreas de tecnología estará condenado a fracasar en su puesta en marcha si la tecnología adoptada no responde a necesidades reales de la práctica clínica u operacional de la organización. Solo involucrando a distintos perfiles desde fases tempranas del desarrollo de la estrategia tecnológica se puede garantizar la aplicación exitosa de la tecnología.
¿Es inevitable pensar en el cortoplacismo de la política o las limitaciones presupuestarias?
Tanto el cortoplacismo derivado de los ciclos de gestión política como las limitaciones presupuestarias son realidades con las que convivimos y que tienen impacto real en el desarrollo del negocio de la tecnología sanitaria. Esto no significa que haya que agarrarse a estas barreras para justificar fracasos al iniciar proyectos o llevarlos a buen término, sino que hay que ser consciente de que la situación es así, de que no va a cambiar y trabajar por tanto para que las barreras no lo sean o tengan impacto mínimo. ¿Cómo? Un aspecto importante es mejorar la forma de comunicación de los beneficios de la tecnología. Cuando una tecnología es verdaderamente útil y esta utilidad se transmite de manera efectiva, pasa a convertirse en una necesidad real y los responsables de las organizaciones sanitarias hacen el esfuerzo necesario para incluirla en sus presupuestos o en sus objetivos políticos.
¿La seguridad tecnológica es también ya un objetivo más allá de la lógica?
Es un tema complejo. Por un lado, no existe el riesgo 0, con lo que efectivamente no es “lógico” aspirar a ser totalmente invulnerable en términos de seguridad, pero de nuevo, no vale como excusa para desarrollar prácticas irresponsables. La seguridad de los datos es importante y lo va a ser cada día más. El problema que tenemos es que la identificamos como un freno al progreso, a la investigación, a la experiencia de usuario, cuando debería ser una fortaleza, algo que poder llevar por bandera.
Un proveedor tecnológico hoy día prioriza -al menos en sus primeras etapas- conseguir su funcionalidad objetivo antes de hacerla segura y esto vale en la medida en que el consumidor le conceda poca importancia a este aspecto o la legislación no esté adecuadamente desarrollada y aplicada, pero tarde o temprano eso cambiará.
Cuando pase a ser un argumento de venta o un requisito para operar, se pondrá esfuerzo este tema y surgirán más sistemas que sean seguros y a la vez usables, tal y como ha ocurrido en otras industrias como la banca.
¿El futuro de la tecnología sanitaria está ligado a la personalización de la medicina?
Sí, existen en mi opinión dos aspectos fundamentales en la medicina del futuro: uno es que será deslocalizada -no siempre prestada físicamente desde instalaciones sanitarias- y otro es que será mucho más proactiva -en oposición al enfoque reactivo mayoritario de atención a la agudización actual-. La medicina personalizada entronca directamente con el segundo punto, dado que para anticiparse a los posibles problemas que pueda tener un paciente es necesario conocer bien sus necesidades específicas y su posible evolución. Perseguir este objetivo además es muy interesante porque el conjunto de tecnologías que la posibilitan, una vez desarrolladas con éxito, generan una explosión de aplicaciones con gran potencial transformador.
Hablamos de las tecnologías de explotación masiva de información clínica (y no clínica), es decir, técnicas de big data, analítica avanzada, IA o robótica, que aplicadas de manera conjunta y con acceso a grandes cantidades de datos -estructurados y no estructurados- generar inteligencia de negocio. Esta inteligencia se aplica en casos de uso como los de la medicina personalizada (en su aspecto proactivo y en la asistencia al profesional en tiempo real), los asistentes de salud virtuales, los sistemas de recomendación -con aplicación tanto clínica como comercial- o el desarrollo de nuevos fármacos.