19 de mayo, 2017
La aportación de la industria a la innovación y sostenibilidad del sistema sanitario es una de las mesas que la Fundación Economía y Salud ha desarrollado para la realización del libro 100 medidas que mejoran el sector de la salud. Antonio Burgueño, economista especializado en la gestión de instituciones sanitarias y sociosanitarias, director del Proyecto Impulso para la Gestión de la Seguridad del Paciente, es el responsable de esta mesa, y ha atendido a iSanidad. Lo mejor de la Sanidad para dar su punto de vista sobre los resultados obtenidos.
¿Los intereses de la industria, farmacéutica y tecnológica, pueden estar alineados con una mejora de la sanidad?
Tan claro lo tenemos que hemos dedicado una mesa de trabajo y un capítulo en nuestro Foro bianual. De hecho son pieza indispensable en la cadena de producción de servicios de salud. Sin ese alineamiento e incluso, sin una integración del proceso productivo no pueden lograrse eficiencias, que en sanidad no es otro que el proceso asistencial de paciente.
Esto no es nuevo, por más que suene a ello. A finales de los años noventa, Alberto Nuñez Feijoo, por entonces Secretario general del Ministerio de Sanidad, reunió a los directivos de la sanidad en el Salon de actos del Ministerio para presentar a Jose Ignacio Lopez de Arriortúa, “Superlopez”, que se hizo famoso por implantar un nuevo concepto que consistía en que los proveedores se encargaban de montar ellos mismos las piezas en los vehículos. En términos de organización y gestión, esta fórmula es importable a la industria sanitaria en su conjunto, ya sea el proveedor del servicio público o privado.
¿Qué sucedería si los proveedores estuviesen involucrados en el proceso hospitalario?, ¿mejoraría la eficiencia del sistema?
Sin duda, y en la búsqueda de proyectos que vayan en esa dirección están trabajando, como así se puso de manifiesto en nuestras jornadas y se refleja en el libro que hemos publicado desde la Fundación Economía y Salud. De hecho, cada vez son menos las fronteras en lo que se conoce como industria farmacéutica y tecnológica, pues los proyectos en común, buscando una mayor integración con el sistema sanitario, cada vez son más y de más calado.
La industria ese fin lo tiene muy claro, y camina hacia ello, pero se encuentran innumerables barreras administrativas y un excesivo encorsetamiento de un sistema público que no termina de arrancar en su necesaria modernización para poder afrontar retos como este. Por otra parte, expresaron los participantes, de la necesidad de un marco de juego más claro para poder participar en mayor medida en el sistema como así es su deseo. De hecho, un marco de actuación fue la principal medida que se propuso desde la mesa.
¿Mejoría en la tecnología sanitaria es equivalente a mejoría en el sistema sanitario?, ¿dónde acaba el camino?
No hay fin, pues la mejora es un proceso continuo. La tecnología no sólo son las maquinas diagnósticas, sino que incluye toda la tecnología de la información que ayuda a la gestión de los procesos asistenciales. Pero no hay que poner “el carro delante de los bueyes”, pues la tecnología no debe marcar el camino de la mejora, sino el propio sistema sanitario. El problema es que son dos velocidades distintas…
¿La tecnología también apunta a los procesos logísticos?
El ideal para un directivo de hospital sería que sólo tuviera que centrar su tarea en organizar la labor asistencial, y que el resto de la maquinaria del hospital esté gestionado por industrias especializadas y con el “saber hacer” necesario para lograr eficiencias y mejoras constantes que lleven a la excelencia.
¿Se ha convertido la tecnología en un objetivo? – lo digo porque a veces es tan importante la tecnología como mostrar que la tienes, aunque su uso sea limitado
Sí, la fascinación tecnológica es un problema importante que puede influir en la eficiencia de la decisión de compra en algún caso. Este es un interesante asunto que fue motivo de debate en el equipo de trabajo, pues preocupa que se esté hablando incluso de “una nueva medicina”, cuando la realidad es que pueden cambiar y evolucionar los medios, pero nunca la esencia de la medicina: “la relación de confianza entre médico-paciente”.