– 17/10/2023 José Ignacio Nieto: Ha sido consejero de Salud y consejero de Salud y Servicios Sociales, Gerente del Servicio Riojano de Salud, director general de Función Pública y Director y Administrador del Centro de Recuperación de Minusválidos Físicos, todos ellos en la Comunidad de La Rioja. En la actualidad desempeña sus funciones en el Área de Planificación de la SGT de la Consejería de Sanidad en Madrid.
Colabora con Fundaciones y otras Instituciones relacionadas con la salud, la economía y las Tecnologías de la información, y está especialmente interesado en los temas de la salud digital.
“UN AÑO DESPUÉS SOBRE LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL EN EL SNS”
Hace un año hablábamos de la transformación digital en el Sistema Nacional de Salud. ¿Cómo están las cosas un año después?
En este último año la aplicación en múltiples aspectos de la vida diaria de las herramientas digitales y aplicaciones, que son los medios para la transformación digital, han crecido de una forma considerable. Sin embargo, en el Sistema Nacional de Salud y en los servicios regionales de salud, esa transformación digital en el ámbito de la salud está siguiendo un camino mucho más lento.
¿Esto quiere decir que la salud digital no avanza?
Por supuesto que no, pero va más despacio de lo deseado. Han sido importantes los avances que se van consiguiendo en la mejora de la atención sanitaria, que es a lo que nos referimos cuando utilizamos el término de salud digital. Podemos señalar muchos casos en que la digitalización y con ella la transformación digital está entrando en todas las instituciones sanitarias. Cuanto más complicadas son las técnicas aplicadas a la salud y en las especialidades más complejas, el avance se aprecia más y mejor, aunque en ningún caso debemos considerarlo cómo suficiente y todavía son numerosas las metas que nos quedan por alcanzar.
Pero si nos fijamos en términos de gestión sanitaria y de atención a determinados colectivos de personas, los avances son mucho menores e incluso a veces podría dar la impresión de que se está tratando de dejar al margen o de sortear la transformación digital.
¿Podría concretar un poco más a qué se refiere o decirnos en qué está pensando?
Por supuesto que sí, pero déjenme que trate de hacerlo con un ejemplo, que nada tiene que ver con la gestión sanitaria ni con la salud, pero que para poder comprender mejor a lo que me refiero y lo que quiero decir podría servirnos, ya que de aplicarse algo similar a lo que ahora estamos refiriendo, podrían obtenerse importantes resultados.
En el ámbito de la edición en la fotografía digital, nos encontramos con labores tremendamente complicadas que son resueltas fácil y rápidamente gracias la aplicación de técnicas digitales y de la inteligencia artificial, entre otras. Así a la hora de buscar fotografías podemos hacerlo por elementos que contienen las mismas, como el tipo de imagen, ubicación o incluso por las características del disparo a la hora de hacer la foto, entre otras muchas cosas y parámetros que se pueden utilizar. Pero todavía es más llamativo si lo que queremos es revelar digitalmente la fotografía y para ello hacer una “máscara” (seleccionar) a una parte de la misma o a un objeto que contenga, a un animal, al cielo, al agua, o a un árbol, para a continuación aplicarle algún efecto o filtros que irán afectando a la fotografía que estamos tratando. Ya no es necesario ir “cepillando” manualmente para determinar el área que nos interesa, si no que se consigue hacerlo automáticamente aplicando técnicas de inteligencia artificial, con un solo clic. Todo es más fácil, pero el fotógrafo sigue siendo el que hace y revela la fotografía, eso sí aplicando otras técnicas y herramientas.
¿Y qué tiene que ver la fotografía digital con la atención sanitaria?
A primera vista parece que nada, pero sigamos con el análisis. En primer lugar, dejemos claro que siempre hay un profesional, ya sea un fotógrafo en el caso de la fotografía, o un médico, una enfermera, o cualquier otro profesional sanitario, en el caso de la atención sanitaria. Estos constituyen la primera línea de profesionales que han de actuar. Pero detrás, y para facilitarles ese trabajo, se encuentran otros muchos profesionales que han desarrollado las herramientas que los otros han de utilizar para facilitarles la gestión de esa atención sanitaria que han de prestar.
De esta forma en el caso de la fotografía tendremos un archivo digital que estará lleno de datos en forma de píxel, y que a través de procedimientos de inteligencia artificial son interpretados para facilitar la labor del fotógrafo. En el caso de la atención sanitaria tendremos la historia de salud electrónica, que no es otra cosa que un archivo o conjunto de archivos digitales que contienen los datos sanitarios, y de todo tipo, de cada paciente. A través de las herramientas que los otros técnicos han elaborado en base a inteligencia artificial y otras técnicas digitales, son aplicadas a la historia clínica de los pacientes y facilitan la labor del médico y resto de profesionales sanitarios.
¿Podría poner un ejemplo, y aclarar esa aplicación dentro de la salud digital?
Esto es aplicable a todo el sistema sanitario, en todos sus niveles asistenciales, instituciones o centros. Por supuesto que para que esto sea posible es indispensable disponer de una amplia y completa historia de salud electrónica con los datos de los pacientes, historias que cada vez están más extendidas y mejor implantadas.
Me parece que como ejemplo podemos analizar la aplicación de las herramientas digitales en el ámbito de la atención primaria, sobre todo porque este nivel hoy asistencial se encuentra en una situación especialmente complicada, y porque la transformación digital está tardando en producirse más que en otros ámbitos de la sanidad, de forma que son necesarias todas las ayudas posibles tanto para el propio sistema como especialmente para sus profesionales, y por supuesto para los pacientes.
La utilización de las herramientas digitales, al menos desde mi punto de vista que es compartido por otras muchas personas, resulta imprescindible para que los profesionales de la atención primaria entren plenamente en el ámbito de la salud digital y consigan ser médicos, enfermeras y en general profesionales sanitarios con mayores posibilidades y competencias a la hora de atender a sus pacientes. No podemos olvidar que muchos de estos pacientes, aparte de los que se encuentren en una situación crítica o aguda, son los pacientes crónicos, o pacientes de edad avanzada, pluripatológicos, con múltiples tratamientos y que muchas veces lo que necesitan es ser controlados preventivamente o en la evolución de sus enfermedades. Por cierto, que a pesar de lo que se piense, la mayoría son también pacientes digitales, y si no tienen un cuidador que también es digital.
¿Pero con tanta tecnología digital no se corre el peligro de deshumanizar la asistencia?
Rotundamente hay que contestar que no, lo que es inhumano es que una persona, que un paciente, no sea atendido a tiempo, con la incertidumbre que genera la espera, ya sea para una consulta, para una prueba diagnóstica, para conocer su resultado, para recibir un tratamiento o para ser objeto de una intervención quirúrgica. Todo ello sin contar con las complicaciones que esa espera puede producir en el estado general del paciente o en la evolución de la enfermedad.
Hace ya unos cuantos años, se puso bastante de moda sobre todo en Atención Primaria y aprovechando las aplicaciones existentes en aquel momento, la estratificación de los pacientes crónicos, como una herramienta de ayuda para la gestión de los pacientes crónicos de su cupo como Médico de Familia. Pero sin el impulso ni la extensión esperada en el uso y desarrollo de estas herramientas.
Pero ahora, cuando hablamos de salud digital y de su aplicación en la Atención Primaria, estamos pensando en mucho más, pensamos en otra cosa. Es cierto que en estos años han ido utilizándose otras herramientas como la receta electrónica, que han prestado también una importante ayuda a los profesionales sanitarios, no solo a la hora de la prescripción propiamente dicha, si no para conocer y controlar mejor a sus pacientes a través de la historia farmacoterapéutica única, independientemente de donde se haya realizado la prescripción. No es el momento de entrar en detalle de los evidentes beneficios de la receta electrónica. Ya nadie se la cuestiona.
Por centrar un poco más lo que ha dicho antes en otra pregunta, ¿podríamos decir que le evolución de la que está pendiente la Atención Primaria, pasa por su transformación digital, es decir, por la plena implantación de la salud digital?
Las herramientas que con la transformación digital se ponen en manos de los profesionales sanitarios, son las que les van a permitir practicar eso que venimos denominando como salud digital, que no es otra cosa que la forma de cuidar de la salud de los pacientes en los años en que nos ha tocado vivir. Me refiero a la era digital.
Son herramientas, no lo olvidemos, que van a facilitar que se doten de mayores capacidades para ejercer su profesión, y atender a los pacientes. Que les van a permitir la utilización de más y mejores medios para una atención personalizada y de calidad.
En definitiva, les van a permitir conocer mejor a sus pacientes y su estado de salud. Controlar y conocer sus atenciones en otros ámbitos y centros del sistema sanitario. Urgencias, hospitales, salud mental, en definitiva, una visión transversal. Esa salud digital va a servir para establecer y conocer el cumplimiento y los resultados de los programas de medicina preventiva y hábitos de vida saludable, por tanto, antes de que surja la enfermedad o para tratar de evitarla o retrasarla.
Pero sobre todo debe servir para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, con el seguimiento de la evolución y de sus posibles incidencias. Le va a facilitar el establecimiento y la indicación de las pruebas diagnósticas adecuadas y adaptadas a las circunstancias de cada persona, le va a facilitar el conocimiento y control de los resultados de esas pruebas diagnósticas, ya sean de imagen, laboratorio o de cualquier otro tipo de técnicas. Con la recepción de los resultados, los podrá comunicar a su paciente haciéndole las indicaciones que procedan o incluso solicitar nuevas pruebas que se hagan necesarias a la vista de los anteriores resultados.
Podrá consultar con otros especialistas, que igual que el profesional solicitante, van a tener todos los datos del proceso y de toda la historia clínica del paciente.
Evidentemente que para eso son necesarias grandes bases de datos y herramientas de Inteligencia artificial, que ya existen y que empiezan a ser utilizados por muchos servicios de salud, al menos en parte. No estamos hablando de la historia clínica electrónica implantada en estos últimos años, estamos hablando de varios pasos más, que han evolucionado esa historia clínica electrónica a los niveles de la salud digital.
El apoyo para el diagnóstico de la enfermedad, para la determinación de las pruebas necesarias, para la evaluación de los resultados, para la prescripción y el seguimiento de la misma, las interacciones de medicamentos, la opinión de otros especialistas y la consideración de otros diagnósticos y patologías del paciente. Todo eso de ayuda a un profesional sanitario que va a tener más datos, normalizados y evaluados, para que tome la mejor decisión y lo pueda hacer a tiempo para su paciente.
¿Y al paciente, como le va a afectar todo esto, qué intervención tiene?
El objetivo es única y exclusivamente el paciente (recordemos tantas veces que se repite que el paciente siempre está en el centro del sistema), pero sin duda que debe ser el más beneficiado, si no tiene ningún sentido.
El paciente va a ser atendido antes y mejor, favoreciendo la accesibilidad y la inmediatez y con mayores comodidades. El trabajo de los profesionales se va a hacer mejor y con mayores garantías de seguridad, de continuidad asistencial y en todos los aspectos de la atención sanitaria.
La proximidad entre el médico y el paciente va a incrementarse considerablemente, sin necesidad de desplazarlos. Acercar la atención sanitaria al paciente, no solo quiere decir que llegue antes o con menos barreras o impedimentos al centro sanitario, si no que reciba esa atención sanitaria, siempre que sea posible a tiempo y en el entorno donde vive, sin desplazamientos a veces terriblemente incómodos por su estado y situación. Hay muchas herramientas hoy que permiten atender a un paciente sin sacarle del confort de su casa, lo que no implica que no vaya a estar cerca de los profesionales sanitarios y conectados con ellos.
No estamos hablando sólo de la atención telefónica o la video consulta, que, por supuesto se hacen imprescindibles, nos referimos también a los mensajes, los correos electrónicos, los dispositivos inteligentes que permiten mantener permanentemente conectados a esos pacientes con los profesionales sanitarios que les atienden y a estos profesionales entre sí.
La transmisión permanente de unos determinados parámetros de un paciente que está en su domicilio a su centro médico, el aviso al profesional si algo no funciona correctamente, la indicación que este profesional hace al paciente en tiempo real para corregir, o una actuación más radical o profunda, si es necesario, son cosas entre otras muchísimas más, que deben estar implementadas en la práctica diaria, y lo que hacen es aumentar las capacidades del médico o de cualquier otro profesional sanitario, y con ello la eficacia y la eficiencia del sistema sanitario. Pero lo más importante es como se asegura esa tan invocada continuidad asistencial y sobre todo la seguridad, por supuesto que, de los pacientes, pero también de las profesionales sanitarias en la práctica de sus habilidades y competencias.
¿Quiere decir algo para terminar?
Los problemas de nuestro sistema sanitario, y por tanto los de la Atención Primaria, ya que nos hemos centrado particularmente en ella, son los mismos que hace unos cuantos años. La pandemia ocasionada por el COVID-19, nos ha hecho evolucionar en algunos aspectos, muy rápidamente, y nos ha demostrado que otras formas de hacer son posibles, la tecnología se ha impulsado de forma considerable, pero a la vez la situación sufrida por el sistema y por sus profesionales, ha dejado nuestro sistema muy resentido. Es necesario resolver esos problemas, aunque muchos sean los de siempre, y tenemos que hacerlo con nuestros profesionales, pero solo se conseguirá trabajando de otra manera y utilizando las herramientas digitales y aplicaciones que las tecnologías, técnicas y procedimientos que proporciona la era digital, se ponen en nuestras manos. Es cierto que a nuestros profesionales les supone un nuevo esfuerzo y que es todo un reto, pero conseguirlo es posible y además resulta imprescindible para introducirnos plenamente en la era de la salud digital, que es la que nos ha tocado vivir a los pacientes y es la que también les toca vivir a los profesionales. No queda otra.