“Trabajar sobre resultados” Alberto Giménez Artés, presidente de la Fundación Economía y Salud

Publicado en el Anuario 2022 de iSanidad

Es frecuente escuchar o insinuar que una comunidad autónoma es mejor que otra porque su gasto per cápita en sanidad es mayor. Lo grave es que no nos sorprenda tan simple afirmación, ya que necesitaríamos conocer también los resultados en salud obtenidos en una u otra comunidad para poder compararlas. Sin ese previo conocimiento, no hay análisis posible.

Toda empresa, y la sanidad también lo es, se gestiona de forma pública o privada, es una organización de recursos humanos y materiales destinados a fabricar un producto o prestar un servicio. Hacerlo con calidad y eficiencia es su objetivo y su supervivencia. Todos los miembros de una empresa y los recursos materiales en los que se apoyan, deben estar orientados a satisfacer una necesidad que previamente existe en la sociedad. Para hacerlo con éxito es preciso pensar en el destinatario del producto o servicio, cuáles son sus verdaderas necesidades y cómo cubrirlas adecuadamente. Es lo que llamamos en sanidad situar al paciente en el centro del sistema.

Lo sorprendente es que este objetivo sea en el mundo de la salud algo a instaurar, acomodando nuestra conducta al mismo. Y digo sorprendente porque es un proyecto actual y pendiente cuando debería llevar décadas formando parte de nuestro hacer. Así sucede en la mayoría de los sectores del mundo empresarial. No digo que no haya grandes profesionales y gestores en el sector de la salud correctamente orientados hacia la satisfacción de las necesidades del paciente, pero es verdad que con frecuencia los hay, sobre todo en el campo de la política, que no dan prioridad a los resultados sino al gasto, aunque sea ineficiente.

Esta visión necesaria de las cosas, la necesidad de ajustar los recursos a las necesidades, puede incomprensiblemente abandonarse más o menos explícitamente cuando demonizamos la empresa, con afirmaciones tan absurdas como que no se puede hacer negocio con el mundo de la salud, confundiendo de esta forma una empresa con un negocio especulativo.

No es cierto, y hay que repetirlo hasta la saciedad, que una empresa persiga como objetivo fundamental el beneficio y ganar dinero. Si se limitase a esto, tendría los días contados.

Lo fundamental, lo que primariamente lleva al empresario a montar un proyecto, es el haber detectado una necesidad sin cubrir, o no lo suficientemente cubierta en la sociedad. Su éxito dependerá de que consiga cubrir esta necesidad y que lo haga con calidad y eficiencia. A partir de ahí, surgirá el beneficio, imprescindible para asegurar la viabilidad de la empresa y la compensación por el trabajo, el esfuerzo y el riesgo soportado.

La Fundación Economía y Salud, que tengo el honor de presidir, tiene como fin fundamental contribuir a mejorar los resultados en salud de nuestro Sistema Nacional de Salud con la mayor eficiencia posible. No entramos a valorar si debe hacerse a través de una gestión privada o pública. Lo que decimos, más allá de la mano que gestione, es que debe hacerse de forma eficiente y con la máxima calidad posible.

No obviamos que es recomendable y saludable una buena colaboración público-privada, pero, insisto, nuestro trabajo en la Fundación Economía y Salud es abrir discusiones y foros, emitir informes y documentos que ayuden a los gestores a mejorar su trabajo, con independencia de su origen. Discusiones, foros e informes que deben llevarse a cabo con objetividad y rigor, abriendo espacios serenos y de consenso, alejados de prejuicios o intereses más allá de lo verdaderamente importante: el paciente. Se trata de huir de maximalismos y visiones estrechas y miopes y trabajar para mejorar poco a poco, sin prisa pero sin pausa, nuestros sistemas nacionales de salud.

 

2014-10-22 ALBERTO GIMENEZ 07 fes